Moorea, el Paraíso Terrenal
Cuántas veces escuchamos la afirmación “tengo que”, y qué poquitas verbalizamos “me gustaría”. Y lo más importante, ¿cuántas veces materializamos nuestros deseos?
En nuestro día a día, tendemos a sumergirnos en nuestra vorágine de obligaciones, deberes, tareas, estrés, celeridad, optimización de cada segundo, familia, responsabilidades… ¿Te suena? Pero, en todo eso, que en definitiva constituye la vida, ¿cuánto espacio alberga nuestro placer? En ocasiones, la cotidianeidad de las pequeñas cosas, nos satisface. Sin duda. Pero qué hay de los grandes sueños? ¿Por qué no darnos un homenaje? Al fin y al cabo, la calidad de vida consiste en poder disfrutar de la misma.
Por lo que a mí respecta, me estoy planteando muy seriamente regalarme la oportunidad de conocer el paraíso. Polinesia Francesa está inspirando mi motivación para este año. Cuán importante es tener objetivos en la vida. Y desde hace unos días el mío es Moorea. Probablemente nunca habías escuchado o leído dicho nombre, pero se trata de una isla situada en la Polinesia Francesa, muy próxima a la isla de Tahití; la principal de los archipiélagos.
¿Por qué Moorea?, te preguntarás. He descubierto que se trata ciertamente de un paraíso terrenal donde no existe polución, sus habitantes tienen en el rostro una sonrisa dibujada de manera permanente, no conocen el término “estrés” o “ansiedad”. No existe consumismo desmedido, aman la naturaleza por encima de todo, su fauna y flora son de ensueño y los escenarios que ofrece son propios de la mejor de las postales que pudieras imaginar: arena blanca, aguas turquesas, mantas rayas, tortugas marinas, ballenas y delfines, arrecifes de coral, distintas tonalidades de verde, bellísimas flores…y fundamentalmente, paz.
Me ha cautivado, puesto que es un lugar de los que pocos que quedan sin corromper por la mano desmedida del hombre. El sector servicios es el más potente, sin duda, pero el turismo aún es escaso y se puede perder uno sin necesidad de hacer la turistada esperando colas interminables para fotografiarte en el lugar emblemático de turno. Existen muchas rutas que se pueden hacer a pie para perderte por su maravillosa vegetación, hasta alcanzar el punto más alto que te permitirá admirar sus dos bahías en su totalidad: la Bahía de Cook y la Opunohu.
Para llegar a Moorea hay que volar hasta Polinesia Francesa, cuyo aeropuerto principal es el de Tahití. Una vez en Papeete, capital de Tahití, simplemente es coger un barco y en 17 minutos te plantas en el paraíso terrenal. Según he estado mirando, desde noviembre a mayo es la estación de lluvias y los meses restantes, la seca. En cualquier caso, con una media de 27º durante todo el año, nada puede salir mal.
Y tú, ¿qué motivaciones tienes para este año? No dudes en compartirlas conmigo.